España ha aumentado la utilización de gas en torno al 25 % el pasado año 2022 a pesar de la disminución de la demanda interna que disminuyó un 2,6%. Es una paradoja que se explica por los efectos colaterales del mecanismo de la «excepción ibérica», que ha favorecido un fuerte aumento de las exportaciones a Francia.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha presentado esas cifras en su informe anual en el que destacan las «distorsiones» causadas por esa excepción para el mercado interior de la Unión Europea (UE), pero también en los mercados al contado y de futuros de la península ibérica.
La AIE ha puntualizado que esas «distorsiones», aunque fueron «importantes«, han tenido un alcance «limitado» debido al bajo nivel de interconexiones eléctricas entre la península ibérica y el resto de la Unión Europea.
Ese bajo nivel de interconexiones es el que llevó a la UE a autorizar la excepción, que el Gobierno español quiere prolongar si no se llega par mayo a un compromiso europeo para la reforma del mercado eléctrico anual.
El modelo ibérico, según el informe, ha conseguido su objetivo de reducir los precios de la electricidad en España con la fijación de un tope al gas que se utiliza para generar corriente, pero a costa de efectos indeseados como el hecho de que se disparara el consumo de gas pese a la escalada de precios por la guerra de Ucrania.
EXPORTACIONES INDUCIDAS POR LA EXCEPCIÓN IBÉRICA
La razón es que los precios mayoristas particularmente bajos de la electricidad en España, si se los compara con los que había en los países vecinos, generaron desde esos países un aumento de las importaciones y eso ha beneficiado a los consumidores portugueses, marroquíes y, especialmente, franceses.
En el conjunto de la Unión Europea, la utilización de gas para generar electricidad aumentó un 2 % y eso es imputable a España. La prueba es que el incremento del uso de gas en España fue de 18 teravatios hora, mientras que en el conjunto de la UE la subida fue de 12 teravatios.
Redacción (Agencias)