El Museo de Vincent Van Gogh en Amsterdam cumple medio siglo y ha arrancado con un tributo a la familia del artista: su hermano Theo, su cuñada Jo van Gogh-Bonger y su sobrino Vincent Willem.
La nueva exposición del museo se titula “Choosing Vincent” (Eligiendo a Vicent) y abrirá sus puertas el 10 de abril de este año. El público podrá ver los orígenes del museo y el papel crucial que jugó la familia del artista en la puesta en marcha de la pinacoteca.
La institución ha recalcado que “sin el apoyo incondicional que la familia le brindó a Vincent, el museo simplemente no habría existido”.
THEO, EL PILAR DE VAN GOGH
La figura vital en la vida de Vincent van Gogh (1853-1890) fue su hermano pequeño Theo (1857-1891), con quien estuvo «siempre muy unido”, pero cuando Vincent tuvo una crisis sobre lo que quería hacer con su vida -ser predicador como su padre, dedicarse a los más desfavorecidos o entregarse al arte-, la relación se deterioró un poco, explica Lisa Smit, conservadora del Van Gogh.
Theo le respaldó económicamente, fue su apoyo cuando su salud mental se deterioró y le enseñó el arte colorido y moderno que se llevaba entonces en la capital francesa.
LA CUÑADA Y LA FAMA
Theo y su mujer, Johanna Gezina Bonger “Jo”, fueron “muy felices, pero durante un tiempo muy corto”, sobre todo durante el embarazo y nacimiento de su hijo en enero de 1890, recuerda Smit. Durante esa etapa, Vincent parecía estar mejor, conoció a su cuñada en persona y quería centrarse en su carrera.
Pero, en el verano de ese año, Vincent muere de un tiro y, menos de tres meses después, Theo también enferma gravemente y muere en enero de 1891, a los 33 años, dejando a Jo, de 28, a cargo de un hijo de menos de un año.
Jo decidió volver a Países Bajos y abrir una pensión para mantener a su hijo, aunque su gran labor se convirtió en trabajar incansablemente para promocionar la herencia artística de Vincent van Gogh. En parte gracias a ello, el pintor obtuvo la fama póstuma que hoy tiene.
La obra de Van Gogh fue ganando reputación gracias a la habilidad de Jo para atraer la atención de marchantes de arte, directores de museos y críticos de arte de Europa y América, pero también organizó exposiciones que llevaron las pinturas del artista neerlandés a las paredes más adineradas.
Jo murió a los 61 años, aunque, según una carta que escribió dos años antes, “después de tantos años de indiferencia e incluso de hostilidad del público hacia Vincent y su obra, la batalla había sido ganada”.
Su hijo, que estudió ingeniería mecánica, continuó elevando el perfil internacional de la colección de su tío, hasta que terminó garantizándole su propia pinacoteca, el Museo van Gogh, que abrió sus puertas el 2 de junio de 1973.
Redacción (Agencias)