Los delfines y ballenas dentadas son animales extremadamente sociales que con capaces de cooperar para cazar en aguas muy profundas. Esto se debe al uso de ondas sonoras que les ayudan a ubicar a las presas, lo que se conoce como la ecolocalización.
Anteriormente se creía que las ballenas dentadas emitían sus sonidos con la laringe aunque, tiempo después, un equipo de científicos descubrió que en realidad utilizaban la nariz para producir su gran repertorio vocal en las profundidades del océano.
Un nuevo estudio publicado en Science ha revelado el mecanismo que permite a las ballenas dentadas emitir sonidos nasales que funcionan en distintos registros vocales, como la voz humana.
El estudio, de Coen Elemans, de la Universidad del Sur de Dinamarca y Peter Madsen, del Departamento de Biología de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), demuestra que estas ballenas tienen al menos tres registros de voz.
El registro vocal alevín (también conocido como vocal fry, que produce los tonos más graves), el registro de pecho (equivalente a nuestra voz normal al hablar) y el falsete (que produce frecuencias aún más agudas).
Según la investigación, las ballenas usan el registro alevín para producir sus llamadas de ecolocalización durante la caza, un registro que para estos depredadores ha sido, sin duda, un «éxito evolutivo», subraya Elemans.
MÁS CAPTURAS QUE LA INDUSTRIA PESQUERA
Las ballenas dentadas se sumergen hasta 2.000 metros y capturan más peces que la industria pesquera. Además, las ballenas dentadas han desarrollado en su nariz un sistema de producción de sonido accionado por aire, que físicamente funciona igual que la producción de sonidos en la laringe de los mamíferos pero que se ubica en un sitio distinto, la nariz.
«La evolución lo ha trasladado de la tráquea a la nariz, lo que ha permitido presiones de conducción mucho más altas -hasta 5 veces las que puede generar un trompetista– sin dañar los tejidos pulmonares», explica Madsen.
«Esta elevada presión permite a las ballenas dentadas emitir los sonidos más fuertes de todos los animales del planeta», añade Elemans.
Para la investigación, que duró casi diez años, los investigadores usaron tanto delfines adiestrados de un delfinario en Holanda como de animales en libertad equipados con un pequeño escáner que grababa sus sonidos.
Redacción (Agencias)