Las redes sociales son una consecuencia de la creación de internet. Está claro que el ser humano es un animal social y lugar al que llega, lugar que coloniza y enmaraña con sus redes sociales (utilizando este término como conexiones interpersonales de relación). También es cierto que con la globalización y el uso extendido por todos los estratos sociales -sin tener en cuenta los lugares sin acceso a internet o personas con un nivel precario de vida- ha generado dos bandos muy claramente definidos entre quienes adoran estas aplicaciones y quienes las detestan.
Por un lado, nos encontramos con los aspectos negativos de dichas redes sociales. El psicólogo Rafael Santandreu afirma que para la salud mental no ha habido peor invento en la historia de la humanidad que las redes sociales, que incrementan de manera artificial las “hiperexigencias” de la sociedad.
Por otro lado, tenemos a quienes defiendes las redes sociales centrándose en lo positivo que estas pueden ofrecer al a sociedad. Es el caso de Sudán. En Twitter, Facebook o Telegram, los números de teléfono corren al mismo tiempo que la pólvora en Jartum. Ante la parálisis forzada de las agencias humanitarias por los choques armados, los sudaneses han tenido que lanzarse a las redes sociales para preguntar por los lugares seguros a los que huir y hasta para saber dónde se vende comida.
Redacción: Álvaro Serrano (Agengias).