La sequía que sufrimos en España puede llegar a imponer límites al uso del agua en algunas ciudades, pero Nuria Oliver, directora de La Fundación ELLIS Alicante (European Laboratory for Learning and Intelligent Systems), afirma que la inteligencia artificial (IA) puede ayudar a frenar las sequías en los próximos años.
Para la especialista, a partir de datos muy complejos provenientes de satélites o de sensores, ingenieros y científicos buscan dar una respuesta más eficiente y rápida a los desastres naturales y a fenómenos meteorológicos extremos como terremotos, tormentas, huracanes, danas, precipitaciones torrenciales, inundaciones, incendios, periodos de escasez hídricos.
Consumo responsable y agricultura inteligente
En el caso de las sequías, y mediante técnicas de IA se focalizan esfuerzos para medir el consumo de agua y fomentar un uso más racional, se minimizan fugas que eviten su desperdicio y se adecuan planes de inversión en infraestructuras, además de un control de los embalses con el objetivo de garantizar calidad y suministro a la población, detalla Oliver.
La experta también ha hecho hincapié en otro aspecto de suma importancia: «Concienciar» a los consumidores sobre el consumo del agua y de cómo reducirlo, todo ello sin olvidar una correcta recuperación, tratamiento y aprovechamiento del agua.
En el campo, la agricultura inteligente o Smart Farming aporta un gran valor, sobre todo, en el ahorro y gestión sostenible de los recursos hídricos, a la hora de optimizar y evaluar el consumo en los distintos cultivos adaptándolos a un tipo de terreno.
Asimismo, se utilizan sensores inteligentes que favorecen la detección temprana de plagas y sistemas automatizados que riegan, fertilizan y fumigan las tierras de cultivo de acuerdo a sus particularidades y a las previsiones meteorológicas.
Los incendios, otro gran problema
Otro de los grandes problemas medioambientales más acuciantes en este siglo, los incendios forestales encuentran un hueco en técnicas de IA mediante sistemas de teledetección que obtienen datos de campo y facilitan las tareas de extinción.
También se pueden realizar mapas interactivos en tiempo real que combinan información procedente de satélites, drones, cámaras en torres de vigilancia y de los propios agentes y bomberos forestales, para movilizar recursos donde más se necesiten.
Impacto medioambiental
Oliver también destaca la «dualidad» entre estas técnicas inteligentes y el gasto energético que acarrean: «El desarrollo y uso de estos grandes modelos genera una huella de carbono enorme, aunque necesitamos de inteligencia artificial para abordar los desafíos del siglo XXI».
Redacción (Agencias)