Las escuelas bosque o escuelas en la naturaleza reclaman su inclusión en el sistema educativo reglado, como ya ocurre en Alemania, Reino Unido o Dinamarca, donde son reconocidas por los beneficios físicos y psicológicos que aportan a los niños que, además, aprenden a amar y a cuidar el medio ambiente.
En España, existen actualmente unos 60 centros de este tipo y, aunque cada uno tiene su propia identidad, todos comparten líneas comunes: la mayor parte de la jornada transcurre en contacto con la naturaleza, una ratio máxima de 8 niños por educador, un refugio y grupos de edades mixtas de 3 a 6 años.
Dado que quedan fuera del sistema reglado, sólo atienden a niños de esas edades, correspondientes a la etapa de educación infantil, de la que cumplen el currículum y que precede a las de enseñanza obligatoria (Primaria y Secundaria).
Ya son muchos los estudios científicos que demuestran que estar en la naturaleza genera bienestar y mejora la salud mental y física del ser humano, ha subrayado María Mayorga, fundadora, junto a Bibiana Marful, de la Asociación Nacional de Educación en la Naturaleza de España (EdNa).
Lo saludable, por tanto, es poder estar en espacios verdes y abiertos, en los que el sistema inmune se expone y se fortalece, en los que se nos permite movernos y nutrirnos de todos los beneficios que el entorno natural ofrece a nivel sensorial (sonidos, olores, texturas, movimientos sutiles, susurros…)».
Además, el entorno natural es un escenario idóneo para el desarrollo físico, así como para la regulación de emociones, el fomento del pensamiento científico, matemático y deductivo, o la comprensión del mundo a través de una exposición real al mismo y a sus procesos.
Aprender en la naturaleza, impulsa la creatividad, permite asumir pequeños riesgos (necesarios para desarrollar autoestima, autodeterminación, confianza, liderazgo o cooperación) y «nos muestra que no estamos solos, que cohabitamos con otras especies y que las funciones de todos son esenciales», ha apuntado.
Cada vez son más las familias que demandan otro tipo de educación para sus hijos y las escuelas bosque deberían, como mínimo, ser reconocidas por ley y ser homologables, ha aseverado Mayorga, que ha subrayado que en países como Alemania, incluso están subvencionadas.
Redacción.