La primera semana de julio de este año se ha convertido en la más calurosa jamás registrada en la Tierra, lo que sigue al junio más cálido, temperaturas superficiales sin precedentes en los mares y el nivel más bajo del hielo marino antártico.
Las temperaturas récord en la tierra y en el océano tienen impactos potencialmente devastadores en los ecosistemas y el medio ambiente, y producen cambios de gran alcance en el planeta como resultado del cambio climático inducido por el hombre, según apuntó este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua.
“El calor excepcional de junio y principios de julio se produjo al comienzo del desarrollo de El Niño, que se espera que alimente aún más el calor tanto en la tierra como en los océanos y conduzca a temperaturas más extremas y olas de calor marinas”, apuntó Christopher Hewitt, director de Servicios Climáticos de la OMM.
Hewitt añadió: “Estamos en un territorio desconocido y podemos esperar que caigan más récords a medida que El Niño se desarrolla más y estos impactos se extenderán hasta 2024”, apuntó, antes de sentenciar: “Esta es una noticia preocupante para el planeta”.
Según un análisis provisional basado en datos de reanálisis de la Agencia Meteorológica de Japón, la temperatura global promedio el pasado 7 de julio fue de 17,24 grados, esto es, 0,3 más que el récord anterior de 16,94 establecido del 16 de agosto de 2016, en pleno episodio de El Niño.
Ese nuevo dato aún no está confirmado por la OMM, que utiliza una combinación de conjuntos de datos de reanálisis con observaciones globales de estaciones de superficie terrestre y barcos para sus informes sobre el estado del clima y evaluar las temperaturas globales.
Redacción (Agencias)