El cantautor español Joaquín Sabina declaró este viernes su amor a México en un concierto en el Auditorio Nacional en el que agradeció al país por la manera como se ha metido en sus canciones.
«Yo entré a América por este lugar…si digo la verdad, ningún otro país, ni siquiera Argentina, se ha ido metiendo tanto en mis canciones. ‘Y nos dieron la diez’ y ‘Noches de Boda’, no sólo suenan a México sino que a través de ella he tenido el mejor lujo que puede tener un cantante, que las canten los mariachis«, dijo.
Ante 10.000 personas que asistieron al Auditorio con ánimo de feligreses más que de espectadores, Sabina hizo un recorrido por su obra en una presentación de algo más de dos horas en la que el se hizo uno con el público, conocedor de sus canciones.
«Cuando era más joven» estremeció el recinto en el arranque del concierto. Después de disculparse con la gente de Puebla, porque suspendió un concierto en esa ciudad por enfermedad, Joaquín envió un abrazo a los damnificados del ciclón en Acapulco y a partir de ahí intercaló canciones, con poemas y reflexiones.
«Lo niego todo», «Mentiras piadosas», «Lágrimas de mármol» y «En el bulevar de los sueños rotos», dedicada a la fallecida cantante Chavela Vargas, fueron de lo mejor de la primera parte, en la que el poeta de Úbeda se mostró conmovido por cómo lo aclamaron.
A punto de completar la hora de concierto, el artista abandonó el escenario y se lo dejó a dos de los principales cómplices de su carrera, Mara Barros, quien cantó «La chica Almodóvar» y Antonio García de Diego, intérprete de «La canción más hermosa del mundo».
Regresó para cantar «Like a Rolling Stone», después de lo cual, la gente se puso de pie, lo aplaudió y coreó su apellido dos minutos.
En joyas como «19 días y 500 noches», hizo pausas para que los presentes cantaran y utilizó bromas para después seguir con algunas de sus más icónicas obras, «A la orilla de la chimenea», «Una canción para la Magdalena», que cantó junto a Mara Barros, «Y sin embargo» y «Princesa».
La despedida tuvo poco de creíble. A los dos minutos sus músicos volvieron y el guitarrista Jaime Arzúa cantó «El caso de la rubia platino».
Luego regresó Sabina para cumplir la parte final de la velada, en la que cambió la letra de alguna canción para adaptarla a México. «Noches de boda», «Y nos dieron las diez» y «Pastillas para no soñar», que interpretó con platillos, fueron un cierre por todo lo alto.
El concierto forma parte de la gira «Contra todo pronóstico», que regresará al auditorio el próximo domingo, el 2 y el 8 de noviembre, después de lo cual el cantautor se presentará en varias ciudades de Estados Unidos.
Redacción (Agencias)