Desde que Pablo Álvarez Fernández, ingeniero aeronáutico y de León, fuera elegido astronauta titular de la Agencia Espacial Europea (ESA) su vida ha cambiado radicalmente y ahora está inmerso en el entrenamiento básico de un año que incluye el aprendizaje de ruso, astronomía, colocar una vía o empastar una muela.
Álvarez, quien ha visitado este lunes Sevilla para acudir a la cumbre de la ESA, asegura a encontrarse muy bien, disfrutando de una formación, en el centro de astronautas de Colonia (Alemania), que califica de «muy intensa».
Tocan muchas materias, entre ellas la ingeniería, la biología, los sistemas espaciales o la astronomía, en jornadas que son un poco distintas la una a la otra; hay teoría, explica Álvarez, pero también práctica de deporte y dos veces al mes realizan inmersiones en una piscina para entrenar, para simular, las actividades extravehiculares que se podrían realizar en la Estación Espacial Internacional.
Se trata de ir haciéndose con un traje que es aparatoso -los que se utilizan en la actualidad pesan alrededor de 170 kilos- y de ir haciendo actividades con algunos de sus componentes.
Una de las cosas «más extrañas», por totalmente novedosa, en esta formación ha sido la de aprender cosas médicas; ya sabe colocar una vía, poner puntos o pincharse a sí mismo para que, en el caso de que un experimento lo requiera, sacarse una muestra de sangre en el espacio. Y aprenderá a empastar una muela, por si un compañero lo necesita.
Asimismo está aprendiendo de astronomía, a comunicarse a través de los medios y a conocer cómo reacciona en situaciones límites.
Redacción (Agencias)