Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto la estructura de las oscilaciones cerebrales vinculadas con la memoria, y propone por ello una nueva estrategia de clasificación para los patrones de actividad neuronal. Precisan que la experiencia es crucial para el aprendizaje y la memoria, y que éstos y las ondas cerebrales asociadas son variables y difíciles de clasificar.
Los resultados del estudio se publican en la revista Nature Neuroscience y se enmarcan en el proyecto DeepCode, financiado por la Fundación «La Caixa».
Estos eventos son característicos del hipocampo, que es la región cerebral responsable de la memoria. Hasta ahora el abordaje más común para su estudio era la aplicación de técnicas de análisis de frecuencias. A través del uso de herramientas de ciencia de datos, un grupo de investigación del Instituto Cajal (IC-CSIC), dirigido por Liset M. de la Prida, ha conseguido desentrañar la estructura temporal de estos eventos.
Los científicos observaron que al agregar todos los eventos registrados en una sesión en espacios matemáticos abstractos se obtiene una nube en la que la posición de cada uno de ellos no es arbitraria. Esta información puede ser útil para su clasificación diferencial en desórdenes como la enfermedad de Alzheimer o la epilepsia, en los que se producen déficits de memoria episódica.
Esta memoria es la que representa las vivencias de una persona y conforma su narrativa vital. Se forma asociada a unos eventos llamados sharp-wave ripples, que son oscilaciones de alta frecuencia que contienen trazas de memoria de las experiencias vividas. Esos ripples, y por tanto la memoria episódica, se ven afectados en desórdenes como las citadas enfermedades, según explica De la Prida.
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