Los cambios hidroquímicos de las aguas termales podrían estar relacionados con la frecuencia de seísmos y el ion de sulfato (SO4) es un posible precursor de ellos, según muestra un estudio realizado en Granada por investigadores del Instituto Geológico y Minero (IGME), y publicado en la revista ‘Journal of Hydrology’.
Los resultados del informe son esperanzadores, según informó este viernes el Consejo Superior de Investigaciones Sociológicas (CSIC), ya que ponen de manifiesto variaciones relevantes de productos químicos en las aguas, según la frecuencia y la magnitud de los terremotos.
Especialmente, vieron cambios de parámetros como la sílice (SiO2), el ion cloruro (Cl), el hierro (Fe) y el calcio (Ca). Además, los picos del citado ion de sulfato preceden a los terremotos de mayor magnitud.
“Este hecho indica que, previamente al terremoto, hay una rápida entrada de agua del acuífero profundo, muy rico en sulfatos, ligado a la dilatación de la falla”, afirmó la investigadora del IGME-CSIC, Rosa Maróa Mateos.
Este estudio abre “un nuevo panorama” que requiere de una “monitorización continua” de la composición química del agua procedente de acuíferos termales que aprovechan las fallas sismogénicas para aflorar, explicó el investigador del IGME-CSIC, Juan Antonio Luque.
Además, los científicos recordaron que uno de los grandes retos de la ciencia es identificar precursores temblores que permitan avisar con tiempo de cuándo se producirá de un terremoto, algo que actualmente es “imposible”, finalizaron.
Redacción · Servimedia
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