Playas vírgenes interminables, aguas turquesas, inmensos paisajes volcánicos, frondosos bosques antiguos y parques naturales repartidos en siete Reservas de la Biosfera. Las ocho islas del archipiélago canario son un lugar privilegiado para reconectar con la naturaleza y dejarse mimar por el sol, sin prisas ni aglomeraciones.
Los cielos claros y despejados y las escasas precipitaciones favorecen los días soleados y con muchas horas de luz. En verano, prácticamente no hay lluvias y en invierno, solo llueve una media de tres días por mes. Las Islas Canarias son el lugar de Europa con más horas de luz y esto anima a cualquiera a disfrutar de sus vacaciones. Aquí va lo que no puedes perderte.
Tenerife, la isla de las mil experiencias
Las animadas playas de arena fina y aguas tranquilas se encuentran en los principales núcleos turísticos de Tenerife, situados en el sur de la isla. Pero también las hay más alejadas de los centros urbanos en diversos puntos de la costa. La Tejita, junto a la Reserva Natural Especial de Montaña Roja, ofrece más de un kilómetro de playa donde disfrutar de un refrescante baño. No podemos perdernos tampoco la playa de los Gigantes, conocida como Los Guíos, donde es difícil no contener la respiración cuando llegamos por primera vez al contemplar unos impresionantes acantilados de hasta 600 metros de altura.
Tenerife puede presumir de unos extraordinarios espacios naturales. Una buena opción para la calma es escaparse al Parque Rural de Teno, con gran valor ecológico, paisajístico y cultural. El Parque Nacional del Teide es el más visitado de Europa. Además de albergar la impresionante estructura volcánica del Teide, es el pico más alto de España y Patrimonio Natural de la Humanidad.
Rodeando este paisaje volcánico encontramos el Parque Natural de Corona Forestal y el Macizo de Anaga, una de las siete Reservas de la Biosfera de las Islas Canarias y refugio de especies de laurisilva ya extinguidas en la mayor parte del planeta.
En Tenerife también se respira historia en varias de sus localidades. Un claro ejemplo es San Cristóbal de La Laguna, muestra única de ciudad colonial no amurallada. La Orotava, conocida como “la Florencia de Canarias”, alberga un importante conjunto histórico artístico y ha dado un paso más en la oferta de turismo sostenible para crear vínculos emocionales a través de su riqueza paisajística, cultural y social. Gran Canaria, isla de cuento.
También llamada “continente en miniatura”, Gran Canaria destaca por sus marcados contrastes. Una de las mejores playas urbanas de Europa, Las Canteras, se sitúa en pleno corazón de la capital de la isla, pero esta no es la única. Maspalomas es mucho más que una magnífica playa de varios kilómetros de arena dorada. Es tener el privilegio de contemplar cada día un inmenso campo de dunas junto a una charca de agua salobre en la que viven varias especies de aves.
Gran Canaria es también naturaleza y paisajes agrestes de gran belleza, como el que se extiende en el corazón de la isla presidido por el Roque Nublo, un imponente monolito volcánico al que se puede llegar por un sendero apto para casi todos los públicos. Coronando los grandiosos acantilados del noroeste de la isla se encuentra el Parque Natural de Tamadaba, uno de los bosques primigenios de pino canario mejor conservados de las Islas Canarias junto al de Inagua, el refugio del pinzón azul, una pequeña ave exclusiva de esta isla.
Si lo que nos gusta es recorrer los pueblos y ciudades, Las Palmas de Gran Canaria es la capital de la isla, una ciudad cosmopolita con una completa oferta cultural, gastronómica, de ocio y comercial. Alejados de los animados núcleos urbanos y turísticos de la costa, en el interior de Gran Canaria encontramos tranquilos pueblos y caseríos en los que todo sucede sin prisas, como Tejeda, la localidad grancanaria que forma parte de Los pueblos más bonitos de España.
Lanzarote, la isla diferente
Lanzarote es el primer destino mundial en obtener la certificación Biosphere Responsible Tourism. El desarrollo de esta isla se ha realizado de manera sostenible y en armonía con el entorno, gracias a la labor de César Manrique que supo intervenir en el paisaje con su enorme talento.
El Parque Nacional de Timanfaya es la máxima expresión del volcanismo en la isla y una de las más representativas del archipiélago canario. En esta isla podemos adentrarnos en el fascinante mundo subterráneo creado por las erupciones. Espacios como los Jameos del Agua o la Cueva de los Verdes son claros ejemplos que nos ofrecen la oportunidad de conocer los secretos de las entrañas de la tierra.
El paisaje de La Geria es una de las mayores sorpresas que guarda Lanzarote. Una gran extensión cubierta por pequeños fragmentos de negra roca volcánica, expulsados durante las erupciones de Timanfaya, es aprovechada por los agricultores lanzaroteños para el cultivo de la vid. Los vinos resultantes, con Denominación de Origen, son especiales y reconocidos internacionalmente.
En Lanzarote también podemos relajarnos en sus playas. Papagayo es la más tranquila y es que sus aguas están tan calmas como una balsa de aceite. Además, es un lugar ideal donde iniciarnos en el snorkel.
Fuerteventura, la playa de Canarias
Kilómetros de paradisíacas playas de arena blanca o dorada y aguas turquesas. Esta es la fotografía idílica para cualquiera a quien le guste sentir el sol, la brisa marina y tomar revitalizantes baños en aguas tranquilas y transparentes. Las grandes playas del noreste de
Fuerteventura tienen una escolta muy especial: el inmenso campo de dunas de Corralejo, una extensa superficie de montículos de arena que el viento va modelando incansablemente. A tan solo dos kilómetros de Fuerteventura, encontramos el Islote de
Lobos, un pequeño islote deshabitado que debe su nombre a la presencia en el pasado de una importante colonia de lobos marinos, y donde se han encontrado restos arqueológicos de un asentamiento estacional de los antiguos romanos.
Fuerteventura es la más antigua de las Islas Canarias. Comenzó a emerger de las aguas del océano Atlántico hace unos 22 millones de años. Al no haber sufrido erupciones volcánicas en milenios, la erosión ha tenido vía libre para moldear el relieve a su antojo, siendo la verdadera protagonista en paisajes como el de Betancuria. Y el resultado no ha podido ser más espectacular: extensas llanuras en las que las montañas de escasa altitud forman suaves ondas en el terreno, imagen que transmite una profunda sensación de relax. La austera vegetación intensifica el sosiego, creando una estampa única en Europa.
La isla es perfecta para contemplar el cielo nocturno, unas condiciones excelentes que han permitido obtener para la totalidad del territorio insular una de las tres Reservas Starlight que existen en las Islas Canarias. Desde Sicasumbre, el primer mirador astronómico de la isla, aficionados y expertos disponen de paneles informativos e instrumentos de observación que se pueden usar libremente para disfrutar del espectáculo de estrellas, constelaciones, planetas y cometas que ofrece el cielo nocturno de Fuerteventura.
La Palma, la Isla Bonita
La Palma acaparó la atención mundial con la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que finalizó el pasado 25 de diciembre, pero la Isla Bonita es conocida por sus amplios y frondosos bosques milenarios y la magia de sus espacios naturales. El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente es uno de los espacios naturales más espectaculares de las Islas Canarias y, sin duda, el mayor tesoro de La Palma.
Para hacernos una idea de la grandiosidad de este espacio, es imprescindible visitar las cumbres del Parque, donde se sitúa el mundialmente conocido Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, para asomarnos a la gran caldera y tener la sensación de estar suspendidos en el vacío.
Además de uno de los cuatro Parques Nacionales de las Islas Canarias, La Palma alberga un total de 19 espacios naturales protegidos. La totalidad de la isla es Reserva de la Biosfera y cuenta con una de las tres Reservas Marinas del archipiélago. Uno de los mayores atractivos de esta isla canaria es recorrer la amplia red de senderos que atraviesan una sorprendente variedad de paisajes. Uno de los bosques de laurisilva más importantes del mundo también se encuentra en esta isla, Los Tiles. La Gomera, naturalmente mágica Exuberante, tranquila y salvaje. Estos son tres de los adjetivos que mejor definen la pequeña isla de La Gomera.
La isla al completo es Reserva de la Biosfera desde 2012, poniendo en valor los esfuerzos locales por el desarrollo sostenible. En el centro de la isla se encuentra su joya natural, el Parque Nacional de Garajonay, declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1986. Un paraíso donde se mezclan frondosos bosques de laurisilva que datan del periodo terciario, palmerales y combinaciones vegetales tan diversas como únicas.
La Gomera está formada por constantes valles, muros y barrancos que besan la costa, creando paisajes inigualables. El mayor ejemplo son Los Órganos, en Vallehermoso, el resultado de la erosión del agua, la fuerza del viento y las erupciones de hace al menos dos millones de años. Quienes llegan a esta isla lo hacen pasando por San Sebastián de La Gomera, en cuyo puerto atracan los cruceros y otras embarcaciones. El centro económico de la isla tiene fama mundial por ser donde hizo su última parada Cristóbal Colón antes de llegar a América allá por el año 1492.
El Hierro, la isla con alma
Se trata de la isla más joven de Canarias, pues emergió hace 1,1 millones de años. De sobra conocida por quienes aman el buceo, es también la isla de la sostenibilidad. El Hierro está en el camino de alcanzar el autoabastecimiento energético a través de energías limpias y renovables.
En El Hierro apenas hay playas, lo cual no impide disfrutar del sol y el mar en alguna de las paradisíacas piscinas naturales de la isla. Una de ellas es el famoso Charco Azul, llamado así por sus transparentes aguas color turquesa.
Una de las actividades más recomendadas en esta isla es la de recorrer alguno de los senderos entre pinos canarios o especies de laurisilva. Uno de los más conocidos es el Camino de Jinama, una antigua ruta que usaban los habitantes de la isla de algo más de tres kilómetros. Mientras, en el trayecto hacia las zonas más altas de la isla, nos paramos en alguno de los miradores para contemplar panorámicas de vértigo como el majestuoso valle de El Golfo, formado tras el megadeslizamiento que se produjo hace miles de años, y abruptos acantilados donde el mar bate con fuerza. O no. Porque el océano en esta isla nos muestra también su mejor cara, la calma absoluta de la Reserva Marina de La Restinga-Mar de las Calmas.
La Graciosa, un pequeño tesoro
Pequeña, tranquila, sin asfalto ni contaminación, naturaleza virgen, paisajes austeros, apenas habitada… A tan solo media hora de Lanzarote, este pequeño tesoro de las Islas Canarias es el sueño hecho realidad de viajeros que buscan soledad, relax y experimentar una conexión absoluta con un entorno natural. La más pequeña de las Islas Canarias, protegida en su totalidad, forma parte del Archipiélago Chinijo, cuyas aguas conforman la mayor Reserva Marina de Europa.
La Graciosa es un paraíso para quienes buscan disfrutar del sol y el mar. El Salado, La Francesa y La Cocina, conforman un trío de maravillosas playas de arena blanca y aguas turquesas y cristalinas. Durante la marea alta, La Francesa se convierte en una especie de laguna, ideal para practicar snorkel y contemplar la variedad de peces que habitan en ella.