Las inclemencias del tiempo invernales pueden amenazar nuestros deseos de mantenernos activos al aire libre. Sin embargo, a pesar de las adversidades que el frío, la lluvia y la falta de luz puedan imponer, practicar deporte en esta estación del año conlleva una serie de beneficios indiscutibles.
Para no sufrir molestias debidas a un sobreesfuerzo o tras la práctica deportiva, lo más
recomendable es realizar los protocolos de calentamiento y estiramientos antes y después de la misma, así como el uso de cremas o geles recuperadores. Estos productos, básicos en el neceser de todo deportista, son claves para aliviar dolores articulares, fatiga o molestias musculares.
Se pueden utilizar antes de la práctica de ejercicio para prevenir lesiones en zonas ya afectadas; y después, como recuperador muscular, como por ejemplo en el caso de sobrecargas musculares.
1. Acostumbra a tu cuerpo al frío poco a poco:
Hay estudios que dicen que acostumbrarse gradualmente al frío reduce la activación del sistema nervioso simpático, lo que puede tener un efecto positivo en el rendimiento. El sistema nervioso simpático es una red de nervios que ayuda al cuerpo a activar su reacción de «huir o luchar». La actividad de este sistema aumenta cuando estás estresado, en peligro o físicamente activo. En la práctica deportiva esto se traduce a entrenar regularmente en ambiente frío para que tu cuerpo se acostumbre y experimentar con distintas combinaciones de capas de ropa. De este modo, se evita que el sudor acumulado durante el calentamiento tenga un efecto negativo sobre el confort, manteniendo así constante su temperatura corporal.
2. Aprovecha las horas de sol:
Elige entrenar por la mañana o durante las horas centrales del día, el momento más cálido del día y con más luz natural. Tendrás mejor temperatura, estarás más animado y tendrás mejor visibilidad del terreno por el que entrenas.
3. Vístete por capas y con prendas técnicas:
Siempre es mejor utilizar la técnica de la “cebolla” que llevar una prenda más gordita. Aunque al principio nos pueda parecer más calentita, no es la mejor opción cuando entrenamos al aire libre. Debemos emplear ropa que nos proteja del frío, el viento y la humedad, pero que no impida la movilidad y que garantice la transpiración. Así, cuando utilizamos diferentes capas, lo más recomendable es que la primera prenda sea térmica, para mantener el calor corporal; la segunda transpirable, para que garantice la evacuación del sudor y la transpiración; y la tercera impermeable, para que aísle de la climatología exterior.
4. Invierte más tiempo en el calentamiento:
En invierno es muy importante dedicarle un poco más de tiempo al calentamiento previo al ejercicio. Realiza movimientos suaves y progresivos para ir entrando en calor e incluye ejercicios básicos para calentar.
5. Mantén una buena hidratación:
Aunque no haga calor es importante mantener una correcta hidratación porque, aunque no lo parezca, también perdemos mucha agua por el sudor y la propia respiración, ya que el cuerpo aumenta los niveles de sudoración como mecanismo termorregulador.
6. Varía tus actividades:
Aprovecha la diversidad de opciones deportivas que el invierno ofrece. Desde el esquí y el snowboard hasta el patinaje sobre hielo o simplemente una carrera en un parque nevado, ¡hay muchas maneras de mantenerse activo y disfrutar del invierno!
7. Utiliza productos tópicos:
Para evitar lesiones es muy recomendable utilizar productos tópicos que alivien la tensión muscular tantas veces como necesitemos, con un ligero masaje tanto antes como después del ejercicio físico, como DOLOsprint, de Saluvital. Una crema transdérmica, con una fórmula novedosa y eficaz, esencial para el cuidado muscular, gracias a los beneficios de sus ingredientes naturales (82%) como el árnica, el harpagofito, la condrotina y la glucosamina.