Un gran ‘ball’ de ‘voguing’ en la torre Eiffel, una constelación de exposiciones sobre el deporte y el olimpismo, conciertos y ocasiones para festejar las medallas con los atletas son algunas de las actividades con las París 2024 aspira a ser una gran fiesta popular, más allá de las pistas deportivas.
Aunque el deporte será el rey indiscutible en la capital francesa entre el 26 de julio y el 11 de agosto -y también del 28 de agosto al 8 de septiembre con los Juegos Paralímpicos-, París se ha esforzado por amenizar el camino hacia la cita olímpica con un programa compuesto por unas 2.500 actividades, el 80 % de ellas gratuitas, que entremezclan el deporte y lo cultural.
Ese matrimonio era especialmente importante para las autoridades francesas -y se espera que quede muy claro en la ceremonia inaugural, en su recorrido a lo largo del Sena-, que diseñaron unos Juegos integrados con los monumentos de París, en lugar de optar por llevarlos hacia las afueras.
Otro espacio de celebración serán las ‘casas’ que muchos de los países participantes tendrán en París, tanto para celebrar sus éxitos deportivos, como para ser simplemente punto de encuentro de los aficionados de cada nación. Pero, ¿cómo lo podemos celebrar desde casa, sin necesidad de viajar hasta París?
Una forma de hacerlo es, por ejemplo, a través de los libros. De este modo, Máximo Huerta, nos transporta al París de 1924 en “París despertaba tarde”, una bella historia de amor cuya protagonista, Alice Humbert, una talentosa modista con el corazón roto, luchará por alcanzar todos sus sueños.
Y los JJ.OO. le ayudarán a olvidar su gran amor: entre deportistas, fiestas, moda y sus hermanos, la vida se revoluciona. Los Juegos Olímpicos de París 1924, oficialmente conocidos como los Juegos de la VIII Olimpiada, se celebraron en París, Francia, entre el 4 de mayo y el 27 de julio. La sede acogió a 3.089 atletas, 2.956 hombres y 136 mujeres. No sólo hubo deporte. La gran diferencia con los Juegos de hoy en día es que las competiciones de arte formaron parte del evento, tal como lo deseaba Pierre de Coubertin. Estaban divididas en cinco categorías: arquitectura, literatura, música, pintura y escultura. Todo ello nos lo cuenta en esta entrevista:
Pero también la autora Isabel Arias nos traslada hasta la Ciudad de la Luz en «Cuando volvamos a vernos« Tras perder a su marido y descubrir un doloroso secreto, Isabelle decide mudarse a París, la ciudad que adora desde que era niña. Lo hace justo antes de cumplir cuarenta años con la esperanza de empezar allí una nueva vida. Una emotiva historia donde los libros (y las librerías) juegan un papel muy especial y que sirve -además- de prefecta guía de viaje de cara a aquellos que se desplacen a la capital mundial del deporte a lo largo de las próximas semanas.
Por otro lado, todo el espíritu olímpico lo tenemos al alcance de las manos, o mejor dicho… al alcance de las uñas. La firma parisina Vitry nos propone hacernos una manicura de lo más olímpica. Y es que, dentro de su gama de lacas de unas BE GREEN encontramos los colores de los aros olímpicos: azul, amarillo, negro, verde y rojo. Si no somos muy duchos a la hora de dibujar un aro en cada una de nuestras uñas, siempre podemos pintar una de cada color y de esta forma simbolizar la unión de estas regiones y los atletas de distintas partes del mundo. Aunque también podemos hacer nuestra la clásica “manicura francesa” pero en esta ocasión con los colores de la enseña del país vecino, o incluso aprovechar los tonos rojo y amarillo de nuestra bandera como guiño de apoyo a nuestros atletas olímpicos y paralímpicos.
Además, como souvenir o como recuerdo de esta cita olímpica, Vitry ha lanzado Les Petites Frenchies, una edición limitada de la pinza de depilar universal bañada con los símbolos más chic de Francia: seis diseños inspirados en los iconos franceses más reconocibles: la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los macarons, el gallo o la camiseta marinera de rayas.