Los principales síntomas cuando estamos enfermos son los dolores musculares, la tos y la fiebre. No obstante, lo que nos hace sentirnos resfriados es el cansancio extremo, la apatía y la irritabilidad. A este conjunto de síntomas se le conoce como el comportamiento de enfermedad y, aunque es incómodo, tiene una función importante.
Se ha descubierto que los síntomas que padecemos cuando tenemos una infección viral o bacteriana no son efectos secundarios de la enfermedad, sino que tienen un propósito beneficioso: permiten a nuestro cuerpo desviar su energía hacia la lucha contra los patógenos, es decir, nos sentimos mal para recuperarnos.
Sin embargo, el comportamiento de enfermedad también puede ser un efecto colateral no deseado en pacientes que sufren de ciertas enfermedades, como el cáncer o las enfermedades autoinmunes.
Las personas que sufren estas enfermedades reciben tratamientos con medicamentos con moléculas inmunitarias conocidas como interferones. Estas moléculas son producidas y liberadas por nuestras células del sistema inmune cuando sufrimos una infección, aunque su uso terapéutico puede desarrollar estos síntomas tan desagradables.
Esta investigación ofrece nuevas alternativas para descubrir nuevas formas de detener el comportamiento de enfermedad en pacientes con cáncer o enfermedades autoinmunes que reciben tratamiento con interferones.
Redacción (Agencias).