El año pasado no pudo recogerlo a causa de la huelga de actores de Hollywood.
Treinta años después de quedarse sin palabras al recoger su Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián, Javier Bardem recibió este viernes el Premio Donostia reivindicando «la mirada» y «la escucha» en tiempos en que «es más fácil odiar». Bardem se lo dedicó especialmente a su pareja, Penélope Cruz, que le acompañó en la gala de inauguración del 72 Festival de San Sebastián, a sus hijos Leo y Luna y a su madre, Pilar Bardem, fallecida en 2021.
El premio lo recibió de manos de su «maestro», Juan Carlos Corazza y acompañado en el escenario por sus hermanos Mónica y Carlos Bardem. Bardem, que asistió por primera vez al festival en 1993 para presentar «Huevos de oro», agradeció a sus hermanos haberle cuidado cuando su madre no estaba porque tenía que trabajar y a sus hijos les pidió «que no se traicionen, que sean honestos consigo mismos y no hagan daño a nadie».
Actor camaleónico y comprometido, referente internacional, Corazza destacó de él un amor a su oficio «igual de vivo» que cuando llegó con 20 años a sus clases, «lleno de entusiasmo y curiosidad».
La actriz Bárbara Goenaga, presentadora de la gala, recordó que su capacidad de transformación la demostró desde el principio en trabajos como «Jamón, jamón», «Huevos de oro» o «Perdita Durango», antes de que el Reinaldo Arenas de ‘Antes que anochezca’ le abriera las puertas del mundo.
La gala estuvo aderezada por el humor de Andreu Buenafuente y Berto Romero que no dejaron escapar la oportunidad de poner alguna nota crítica mencionando la proliferación de apartamentos turísticos en la ciudad o el «empeño» del presidente Javier Milei en «silenciar al cine argentino».
Entre los asistentes estuvieron la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el de Economía, Carlos Cuerpo y el de Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López.
Redacción (Agencias)