Beber agua embotellada no es más seguro ni saludable que beber agua de grifo, ya que no se somete a los mismos estándares de calidad. Esto puede resultar en la presencia de sustancias químicas nocivas, especialmente si las botellas se almacenan durante mucho tiempo o se exponen a la luz solar y altas temperaturas. Así lo sostiene un estudio publicado en la revista BMJ Global Health, realizado por cinco investigadores de Estados Unidos y Qatar.
Según el estudio, se compran cerca de un millón de botellas de plástico cada minuto en todo el mundo. Este consumo va en aumento, aunque más de 2.000 millones de personas dependen de ellas por la falta de acceso a agua potable. Sin embargo, los autores señalan que hasta el 78% de las muestras de agua embotellada contienen contaminantes como microplásticos, ftalatos y bisfenol A (BPA), sustancias que pueden afectar la salud hormonal y están vinculadas con enfermedades como hipertensión, diabetes y obesidad.
Los microplásticos también pueden ingresar a la cadena alimentaria y afectar el sistema inmunológico y el metabolismo. Además, el agua del grifo es una opción más ecológica, ya que las botellas de plástico son el segundo contaminante más común en los océanos, representando el 12% de los residuos plásticos. Solo un 9% de estas botellas se reciclan, lo que agrava el problema ambiental.
El estudio concluye que es fundamental cambiar la percepción pública mediante campañas educativas para promover el consumo de agua de grifo, una alternativa más saludable y sostenible para las personas y el planeta.
Redacción (Agencias)