La sidra, Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO

Una decisión que ha provocado mucha alegría en Asturias y que se ha dado a conocer este miércoles en Paraguay.

La sidra es algo más que una simple bebida en Asturias. Ésta ha dado forma a una cultura única que incluye la gastronomía, tradiciones y un modo de vida propio. En torno a ella, han surgido espacios como llagares y chigres, y ritos como el famoso escanciado. Ahora, esta bebida asturiana ha sido declarada Patrimonio Mundial Inmaterial por la UNESCO. Ha sido una decisión que se ha tomado desde Paraguay en el comité intergubernamental celebrado en Asunción.

Un total de 58 propuestas fueron analizadas en el comité de la Unesco, y entre ellas se destacó la candidatura de la sidra asturiana. Este logro es sin duda histórico para Asturias. Y no es más que el resultado de más de nueve años de trabajo, que comenzaron con la declaración de la Cultura Sidrera Asturiana como Bien de Interés Cultural Inmaterial en 2014. La candidatura fue presentada oficialmente en junio de 2023 tras ser seleccionada por el Consejo de Patrimonio Histórico Español.

La sidra, elemento identificativo de Asturias

El otoño es clave para la elaboración de la sida, pues en esta época se seleccionan las mejores manzanas de la cosecha. Los frutos se trituran y pasan a prensas, donde se obtiene el primer mosto o sidra dulce. Este mosto se manda a fermentar, momento en el que se transforma en sidra. Como resultado tenemos una bebida burbujeante, fresca y fermentada, con un sabor ácido, intenso y refrescante.

Otro de los grandes símbolos de la cultura sidrera asturiana es el escanciado. Desde luego que es una auténtica atracción para los turistas y todo un icono de la cultura asturiana. Esta forma muy particular de servir la bebida busca simular el espichado del tonel en el llagar, haciendo que las burbujas se reaviven. Es por ello que se debe beber al momento de servirse.

La propuesta presentada por España en Paraguay destacó también la tradición de compartir el vaso, un acto común entre los asturianos que refleja la dimensión de convivencia de la cultura sidrera. Aunque cada bebedor usa su propio vaso, la botella suele compartirse, siendo la medida ideal para seis «culetes».

Redacción (Agencias)