A medianoche, entre la Nochebuena y el día de Navidad, las campanas de Notre Dame de París volvieron a sonar con fuerza para dar inicio a la primera misa del gallo en seis años, después del devastador incendio de 2019. Más de 1.100 personas ocuparon las sillas dispuestas para la misa, pero el público se extendió más allá de estos asientos, hasta alcanzar un aforo total de 2.700 personas, que abarrotaron el templo con una mezcla de emoción y devoción.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, dio comienzo al oficio nocturno con un saludo lleno de esperanza: «Feliz Navidad a todos en esta catedral para celebrar la venida de Jesús». Este regreso fue especialmente significativo para los fieles, que celebraron no solo la Nochebuena, sino también el renacer de un símbolo de la cultura y la fe en la capital francesa.
Emoción por la restauración
El regreso de la misa del gallo no solo marcó una tradición religiosa, sino también el fin de un largo periodo de reconstrucción. La catedral, que abrió sus puertas nuevamente el pasado 7 de diciembre, ha tenido un impacto profundo en aquellos que han visitado el templo tras los cinco años y medio de restauración. Marie, una católica parisina, se mostró conmovida por la renovación de Notre Dame: «Es deslumbrante, magnífico», comentó al ver las paredes ahora más luminosas y los detalles restaurados de este emblemático edificio.
Para otros, como Gustavo, un argentino de visita en París, la ocasión también fue una oportunidad para admirar el templo como un símbolo cultural, más allá de su relevancia religiosa. «Es más que un símbolo religioso», señaló, mientras esperaba para entrar con su familia.
Una noche mágica para muchos
La misa también atrajo a quienes, como Andreina, una venezolana residente en Estados Unidos, buscaban una experiencia religiosa única. Acompañada por su familia, ella optó por asistir a la misa del gallo en lugar de la tradicional misa de la mañana. «Poder pasar una Navidad aquí, escuchando misa en Notre Dame, me parece increíble», expresó emocionada.
Desde su reapertura, 300.000 personas han visitado la catedral, según datos de la Archidiócesis de París, confirmando el impacto global que tiene este monumento, tanto para creyentes como para turistas de todo el mundo.