El consumo del tradicional Roscón de Reyes alcanza su punto álgido durante la noche del 5 al 6 de enero y los días próximos, consolidándose como uno de los dulces imprescindibles de la Navidad en España. Este año, los españoles consumirán alrededor de 30 millones de unidades, un 4% más que en 2023, según datos de la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac).
En Madrid, las más de 600 pastelerías artesanas prevén vender 2,9 millones de roscones estas fiestas, según estimaciones de la Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería y Panadería de Madrid (Asempas). Este repunte también responde al creciente interés por productos elaborados de forma artesanal, sin conservantes ni añadidos, que ganan protagonismo en un mercado que empieza a desestacionalizar este dulce navideño.
Tradición y modernidad en perfecta combinación
Los rellenos clásicos como nata y trufa siguen siendo los favoritos, mientras que las opciones adaptadas a intolerancias alimenticias, como roscones sin gluten o sin lactosa, también crecen en popularidad. Además, los pasteleros innovan con nuevas propuestas, desde roscones bañados en chocolate hasta versiones saladas como el «roscón-burger», que mezcla sabores clásicos con ingredientes como carne de vacuno y salsa mayo-limón.
Otros pasteleros han optado por combinar el roscón con postres de moda, como la tarta de queso, que sirve como relleno en variedades con pistacho, galleta o Nutella. Incluso se han creado reinterpretaciones como el «helado de roscón», una propuesta que busca evocar el sabor de la tradición en formato helado.
Redacción
