Son los resultados de un estudio realizado por dos universidades de Canadá y otra de Estados Unidos.
Un estudio realizado a partir de una encuesta sobre factores de riesgo conductuales encontró que los adultos mayores que vivieron el divorcio de sus padres en su infancia tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. De los 13.205 estadounidenses mayores de 65 años encuestados, aquellos cuyos padres se habían divorciado antes de los 18 años tuvieron un 61% más de probabilidades de sufrir un ictus, en comparación con los que crecieron en un hogar con padres juntos.
Aunque el estudio tuvo en cuenta factores de riesgo conocidos como el tabaquismo, la diabetes y la depresión, la conexión entre el divorcio de los padres y el accidente cerebrovascular persistió. Los investigadores también excluyeron a los participantes que habían sufrido abuso infantil, lo que indica que el vínculo entre el divorcio y el ictus no está relacionado con maltrato físico o sexual en la infancia.
Se teoriza que este aumento en el riesgo podría estar vinculado al estrés crónico causado por el divorcio, lo que afectaría el desarrollo del cerebro y la capacidad de manejar el estrés a largo plazo. Aunque los autores no han demostrado una causa directa, sugieren que este factor podría ser considerado por los médicos en la prevención y educación sobre los accidentes cerebrovasculares.
Redacción (Agencias).