Bélgica se convierte en el epicentro de los bonsáis

Este fin de semana, la localidad belga de Genk se convierte en el epicentro europeo del bonsái con la celebración de The Trophy, la feria más prestigiosa del continente dedicada a estos árboles en miniatura. Más de 10.000 ejemplares y cerca de 5.000 aficionados se dan cita en este evento organizado por la Asociación de Bonsái de Bélgica, que reúne a expertos, coleccionistas y curiosos de todo el mundo.

El evento coincide con una época ideal para la exhibición de bonsáis. En los últimos días del invierno, los árboles caducos muestran su estructura sin hojas, permitiendo apreciar con detalle el trabajo de los bonsaístas en la formación del tronco y las ramas. Para las coníferas, este periodo también es óptimo, ya que aún no han iniciado su brotación primaveral, lo que resalta su geometría y diseño.

El bonsái tiene raíces históricas que se remontan a la nobleza china y a los monjes budistas zen en Japón. Aunque llegó a Occidente en el siglo XIX, su popularidad se ha multiplicado en los últimos años gracias a plataformas como YouTube e Instagram, que han permitido a nuevos aficionados aprender las técnicas de este arte.

A diferencia de la creencia de que el bonsái es un lujo inalcanzable, existen opciones accesibles para cualquier entusiasta. Se pueden adquirir ejemplares desde los 100 euros, mientras que los más cotizados pueden superar los 10.000 euros. Además, es posible cultivarlos desde semillas, permitiendo un proceso artesanal que refuerza el vínculo con la planta.

El cuidado del bonsái implica constancia y conocimiento. La elección del sustrato, el tipo de maceta, la poda regular y el trasplante periódico son aspectos fundamentales para su desarrollo saludable. También se utilizan técnicas como el alambrado con cobre para moldear las ramas y lograr la forma deseada, siempre respetando el equilibrio entre estética y bienestar del árbol.

Redacción (Agencias)