El lince ibérico: un éxito de conservación que revitaliza los ecosistemas

La recuperación del lince ibérico (Lynx pardinus) es una de las historias de conservación más exitosas en Europa. Con una población que ha alcanzado los 3.000 ejemplares, este felino no solo ha evitado la extinción, sino que también ha fortalecido los ecosistemas mediterráneos en los que habita.

Según expertos, la recuperación del lince ibérico no solo beneficia a la especie, sino a toda la biodiversidad de su entorno. El bosque y el matorral mediterráneo dependen de estos depredadores para mantenerse en equilibrio, lo que también impacta positivamente en la calidad del aire, el agua y el clima.

Este avance ha sido posible gracias al esfuerzo conjunto de administraciones, investigadores, organizaciones ambientales, comunidades locales y propietarios de tierras. En 2003, la población del lince se redujo a menos de 100 ejemplares, pero con medidas como la cría en cautividad, la mejora de hábitats y la protección de los conejos, su principal fuente de alimento, se ha logrado multiplicar su número.

El programa LIFE Lynx Connect ha sido clave en este proceso, promoviendo la conexión entre las diferentes poblaciones reintroducidas. Hasta la fecha, se han liberado 417 linces en diversas zonas de la Península Ibérica, lo que ha ampliado sus hábitats de dos a dieciséis.

Sin embargo, persisten amenazas como la destrucción del hábitat, enfermedades en los conejos y el cambio climático. Además, algunos sectores temen que la expansión del lince afecte la caza y la agricultura.

En 2024, el lince ibérico pasó de «en peligro» a «vulnerable» en la Lista Roja de la UICN. Para lograr una conservación favorable, se necesita alcanzar las 750 hembras reproductoras en libertad. Aún queda camino por recorrer, pero es un objetivo posible.

Redacción (Agencias)