Un reciente estudio de las universidades de Zúrich y Harvard desafía las ideas tradicionales sobre la singularidad del lenguaje humano, sugiriendo que la capacidad de combinar vocalizaciones de forma compleja no es exclusiva de los humanos. Los investigadores han observado a los bonobos, nuestros parientes más cercanos, en la Reserva Comunitaria de Kokolopori, en la República Democrática del Congo, donde analizaron más de 700 grabaciones de sus llamadas. Los resultados del estudio, publicados en la revista Science, indican que los bonobos utilizan una forma de comunicación vocal basada en la composicionalidad, similar al lenguaje humano.
La composicionalidad es la habilidad de combinar unidades discretas para formar estructuras más complejas y significativas. En el lenguaje humano, esta capacidad permite construir palabras a partir de morfemas, las unidades más pequeñas con significado. Los bonobos, al igual que los humanos, parecen ser capaces de combinar sus llamadas en estructuras complejas. A través de este estudio, se ha demostrado que no solo se trata de combinaciones triviales, sino que algunas de estas composiciones tienen un significado más complejo, un fenómeno denominado «composición no trivial».

El equipo de investigación, liderado por Simon Townsend, aplicó métodos lingüísticos para analizar las vocalizaciones de los bonobos y descubrió que estas se organizan en cuatro estructuras, de las cuales tres siguen principios de composición compleja. Este hallazgo es importante, ya que sugiere que la capacidad de combinar vocalizaciones de manera significativa no es exclusiva de los seres humanos. Aunque estudios previos en aves y otros primates ya habían mostrado capacidades similares, no se había encontrado evidencia directa de la utilización de composiciones no triviales en la comunicación de animales.
El estudio también abre nuevas perspectivas sobre la evolución del lenguaje y sugiere que la habilidad de los bonobos para crear combinaciones complejas de llamadas podría remontarse a un antepasado común de humanos y bonobos que vivió entre 7 y 13 millones de años atrás. Según Martin Surbeck, coautor del estudio, esto implica que nuestros antepasados también podrían haber usado formas primitivas de composicionalidad mucho antes del desarrollo del lenguaje moderno.
Este descubrimiento no solo cuestiona las ideas sobre la exclusividad del lenguaje humano, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre las raíces evolutivas de la comunicación. La capacidad de construir significados complejos a partir de unidades más pequeñas de sonido parece ser un rasgo compartido por los bonobos y sus ancestros comunes con los humanos, sugiriendo que el origen de la comunicación compleja podría ser mucho más antiguo de lo que se pensaba.
Redacción (Agencias).