Practicar ejercicio es una actividad beneficiosa, pero puede transformarse en un problema cuando se convierte en una obsesión. Es el caso de la runnorexia, una adicción al running cada vez más común. Joel Manuel Prieto Andreu, investigador de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha liderado un estudio para analizar este fenómeno entre corredores populares, basándose en datos de más de 2.500 participantes en una carrera San Silvestre.
Edad crítica y motivaciones distintas
El estudio detecta que los hombres de entre 35 y 45 años son especialmente propensos a desarrollar esta adicción, relacionada con una crisis de identidad y la búsqueda de escape a través del entrenamiento. Las mujeres que entrenan en exceso lo hacen principalmente por razones estéticas, mientras que los hombres buscan competir, destacar y obtener reconocimiento. En ambos casos, el exceso de entrenamiento puede provocar lesiones, aislamiento y problemas de autoestima.
Presión externa y soluciones posibles
El mercado deportivo y los referentes profesionales contribuyen a aumentar la presión, con modelos inalcanzables y mensajes de autoexigencia que pueden ser perjudiciales. El investigador recomienda cambiar rutinas, introducir descansos y, sobre todo, no perder de vista que el deporte debe disfrutarse. Si se convierte en una fuente de ansiedad, es aconsejable buscar ayuda profesional para reenfocar la actividad de manera saludable.
Redacción (Agencias)




