Un triple experimento de la Universidad de Carolina del Norte ha arrojado varias claves de por qué el ser humano puede ver influenciadas sus emociones en función de la ingesta o no de alimentos.
Después de determinar cómo de hambrientos estaban los participantes a través de encuestas autorreflexivas, se les mostraron imágenes diseñadas para inducir un sentimiento positivo, negativo o neutral. Luego se les pidió que calificaran una imagen ambigua de un pictograma chino en una escala de siete puntos de agradable a desagradable. Lo que los investigadores encontraron es que los participantes hambrientos preparados con una imagen negativa eran más propensos a encontrar desagradable el ambiguo pictograma chino.
En otro de los experimentos, los investigadores encontraron que los participantes hambrientos sentían emociones desagradables mucho mayores como el estrés y el odio. Sin embargo, esas diferencias desaparecieron en el grupo que se centró en sus emociones de antemano, demostrando que, al pensar en tus emociones, es posible que puedas eliminar el sentimiento de enfado infundido por el hambre.
Redacción (Agencias)