Las personas que duermen entre seis y siete horas durante la noche presentan menos probabilidades de fallecer por un ataque al corazón o un ictus en comparación con las que duermen menos o más. Así lo revela un estudio del de la División de Medicina Interna del Hospital Henry Ford de Detroit (EEUU).
Se trata del primer estudio que explora la asociación entre el riesgo cardiovascular de referencia y la duración del sueño, y que viene a corroborar las crecientes pruebas de que el sueño -junto a otros factores como la dieta, el consumo de tabaco y el ejercicio- puede desempeñar un papel determinante en la salud cardiovascular de una persona.
El riesgo de sufrir un ataque cardiaco eran así más elevadas entre quienes dormían menos de seis horas o por encima de siete. Además, los investigadores apreciaron que los niveles de PCR -una proteína fabricada en el hígado que se eleva cuando hay inflamación en el organismo- también fueron más elevados entre quienes descansaron más o menos horas del «horario idóneo».
Los investigadores apuntan por ello a la importancia de mejorar nuestros hábitos de sueño y ajustarlos, algo que es posible y susceptible de modificar a diferencia de otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas como la edad o la genética.