Ojos de oveja, vino de serpiente y sopa de tarántula… Parece un conjuro de los de Harry Potter, pero no, son algunos de los platos de comida del Disgusting Food Musem (DFM) de Berlín.
Con más de 90 platos y bebidas inusuales de todo el mundo este museo tiene como objetivo demostrar que si algo es un manjar o un asco es cuestión de cultura y costumbre.
El museo de la comida repugnante, acaba de abrir sus puertas en el corazón de la ciudad, y está teniendo mucho éxito. Entre sus miles de curiosidades se encuentra la de que como regalo al comprar la entrada, recibes una bolsa parecida a la que se pone a disposición en los aviones para quienes se mareen.
Como cada persona es un mundo, para lo que a algunos les hará la boca agua, otros tendrán que abrir corriendo la bolsa que le dieron a la entrada. Náuseas, 100% confirmadas por el aspecto de un plato, el olor, el sabor o simplemente su forma.
El lema del museo es: “Lo que es repugnante está en los ojos y en la nariz del espectador, y este está atrapado en su cultura.”
Además para quienes no se quieran ir con las manos vacías podrán llevarse recuerdos a casa, como algunos de los alimentos o platos preparados. Igualmente pueden degustarlos en el bar de la entrada que ofrece un menú distinto cada día, donde curiosamente llevan la cuenta de los días que han estado «sin vómitos» en una pizarra.