El misterio del latigazo magnético solar

La sonda Solar Orbiter ha resuelto uno de los misterios que más intriga a los científicos sobre nuestra estrella. Esta sonda, que viaja hacia el sol ha hecho la primera observación directa y consistente de un fenómeno llamado latigazo magnético.

Según indican las investigaciones del estudio que ha sido publicado por The Astrophysical Journal Letters, los datos registrados aportan pistas sobre el origen de este fenómeno. Además, los científicos apuntan a cómo su mecanismo de formación podría ayudar a acelerar el viento solar, el flujo continuo de partículas energéticas que emite la corona solar,


Un latigazo magnético son grandes y repentinas desviaciones del campo magnético del viento solar y las observaciones de la sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA) han confirmado que dicho fenómeno es en forma de S, tal y como se había predicho, y que puede tener su origen cerca de la fotosfera (capa externa del Sol).

La gran duda que los científicos querían resolver era “por qué la fotosfera tiene mucha menos temperatura que la corona (atmósfera), aunque es pronto para sacar conclusiones”, señala Javier Rodríguez-Pacheco, astrofísico de la Universidad de Alcalá de Henares.

Este fenómeno ya había sido detectado por las misiones Ulysses y Helios, pero con tecnología del siglo pasado y solo a través de datos “in situ”, recogidos del entorno de las naves, y su explicación se había hecho de manera teórica.

Solar Orbiter está equipada con instrumentos “in situ” y con otros que observan directamente el Sol, lo que ha permitido observar, por primera vez, “en vivo”, uno de estos latigazos, según Rodríguez-Pacheco, investigador principal del Detector de Partículas Energéticas (EPD), uno de los instrumentos de Solar Orbiter, aunque no implicado en este estudio.

«Diría que esta primera imagen de un latigazo magnético en la corona solar ha revelado el misterio de su origen», señaló Daniele Telloni, del Observatorio Astrofísico de Turín (Italia) y uno de los firmantes del estudio.

La sonda no sufrió daños pues está preparada “para este tipo de condiciones tan duras”, dijo Rodríguez-Pacheco, quien destacó la gran intensidad de la eyección, con una velocidad de unos 1.100 kilómetros por segundo, y que se produjo solo unos días después de otra aún más potente, unos 1.300.

A la espera de recibir y analizar todos los datos, el científico señaló que la segunda eyección produjo más partículas de alta energía de lo esperado, lo que se podría deber a que recogió las ya generadas por la primera.

Redacción (agencias)