La gestión de las emociones es clave para el bienestar de las personas y, especialmente, cuando se trata de los adolescentes. De este modo, la “regulación emocional” puede ayudar a los jóvenes a tener una mayor responsabilidad a la hora de consumir alcohol y otras sustancias, estarían menos estresados y tendrían menos tendencias suicidas.
La Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés ha celebrado en Valencia su duodécimo Congreso Internacional para abordar las últimas novedades en torno a este y otros problemas de salud mental, según explica a EFE el presidente de la SEAS, Joaquín Limonero, catedrático de Psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona, coordinador del Grupo de Investigación en Estrés y Salud (GIES) y presidente del congreso.
Limonero ha reconocido que la pandemia ha generado un gran aumento de los casos de estrés y ansiedad y los adolescentes, que sufren una época de cambios físicos y hormonales, han sido los más vulnerables. En esta etapa de la vida “es esencial el contacto con los demás
Los adolescentes tienen, además, «limitada la capacidad de regular las emociones» y las restricciones a causa del covid «lo complicaron todo».
Este problema, de aumento de ansiedad generalizada y de mayor dificultad para los adolescentes, «se hizo más visible como si de una bola de nieve se tratara y se puso de manifiesto la carencia del sistema nacional de salud a la hora de atender los problemas de salud mental».
MEJOR ATENCIÓN PSICOLÓGICA
Limonero aboga por un refuerzo de la atención psicológica en la sanidad pública, ya que España «se encuentra muy por debajo de lo que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda tener 18 profesionales cada 100.000 habitantes, mientras que en España solo se cuenta con 6″.
Además de reclamar mayor inversión en salud mental, el catedrático aporta algunas claves de lo que podemos hacer como sociedad y, así, reclama trabajar la gestión de las emociones en 3º y 4º de la ESO y en el Bachillerato, unas edades en las que se empieza a manifestar la personalidad y en las que se inicia el consumo de alcohol y otras sustancias.
«Si enseñamos a los adolescentes a gestionar las emociones conseguiremos una reducción del estrés y la ansiedad y se adaptarán mejor a un entorno cambiante», sostiene Limonero, que explica que «de este modo serán responsables a la hora de consumir alcohol y drogas«.
LOS ADOLESCENTES ESTRESADOS SON MÁS PROPENSOS AL CONSUMO
«Los adolescentes estresados consumen alcohol y cannabis para regular sus emociones» y «los que manifiestan más estrés lo consumen no de forma ‘normal’, sino en abuso», señala.
Por tanto, la regulación emocional «disminuye las borracheras y los consumos abusivos de alcohol». Y además, ayudando a los adolescentes en esta gestión de sus emociones «tendrán mejor adaptación, menos acoso escolar, una conducta más normalizada y por ende menos estrés y consumo de esas sustancias».
El grupo trabajó del mismo modo con el abuso a internet y se demostró que aquellos que lo hacen presentan mayor estrés. Y de nuevo, a mayor estrés, mayor conducta de ideación suicida; de este modo aquí también la regulación emocional ayudaría con el abuso y «reduciría la impulsividad en adolescentes».
Redacción (Agencias)