Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota ha revelado que las ratas crean mapas neurológicos de los lugares que deben evitar tras experimentar una amenaza, lo que podría proporcionar pistas sobre la neurociencia de trastornos psicológicos como la ansiedad. Los investigadores analizaron el comportamiento de las ratas al volver a dirigirse a una zona donde previamente habían sufrido un ataque, lo que permitió estudiar cómo ciertos procesos cerebrales influyen en sus reacciones ante la preocupación.
Durante el experimento, las ratas fueron expuestas a un robot que simulaba un depredador mientras se dirigían a una fuente de comida. El robot, que emitía sonidos y hacía movimientos amenazantes, representaba un peligro para las ratas, lo que las llevó a modificar su comportamiento, mostrando signos de evitación, como vacilaciones y huida. Estos comportamientos fueron analizados en relación con las áreas específicas del cerebro que están asociadas con la memoria y el aprendizaje.
Los investigadores centraron su estudio en el hipocampo, una región cerebral vinculada a la formación de recuerdos, y en unas neuronas llamadas «células de lugar», que se activan cuando un animal se encuentra en una ubicación específica. Al monitorizar estas células, los científicos pudieron identificar qué áreas del cerebro estaban relacionadas con la ubicación de la comida y cuáles con la del robot agresor, observando que las ratas mostraban un aumento en la actividad de las células asociadas con ambos lugares después de haber sido amenazadas.
El análisis de las neuronas mostró que las ratas, al dudar entre acercarse a la comida o huir del robot, experimentaban un conflicto interno entre la necesidad de alimentarse y el temor al depredador. Este fenómeno, conocido como conflicto de aproximación-evitación, podría explicar cómo las personas también sienten ansiedad cuando desean algo, pero están condicionadas por un posible resultado negativo asociado a esa acción.
Además, cuando algunas ratas se daban la vuelta a mitad del recorrido, las células de lugar asociadas con el robot continuaban activas, incluso después de que ya no estuvieran en su proximidad. Este hallazgo sugiere que la ansiedad no solo está vinculada a situaciones inmediatas, sino también a la capacidad del cerebro para representar mentalmente situaciones futuras y anticipar resultados negativos.
El estudio también exploró el efecto de la administración de ansiolíticos como el diazepam, que redujo tanto los comportamientos ansiosos en las ratas como la actividad en el hipocampo. Esto refuerza la idea de que la ansiedad está relacionada con la capacidad de visualizar posibles amenazas futuras, un proceso en el que el hipocampo juega un papel crucial, permitiendo a las ratas (y a los seres humanos) imaginar escenarios negativos y anticipar riesgos.
Redacción (Agencias).