Según un estudio realizado por un grupo de científicos australianos, los embriones de las tortugas de agua dulce sincronizan los latidos del corazón para poder salir del cascarón de manera simultánea. Las tortugas australianas de agua dulce entierran sus huevos en las riberas de los ríos para incubarlos entre 50 y 70 días antes de que eclosionen. Las crías al nacer, abandonadas por su madre, deben salir del agujero por si solas y recorrer la distancia hasta el agua, mientras evitan ser devoradas por los depredadores que habitan en la zona. Para hacer más seguro este peligroso recorrido las tortugas sincronizan su eclosión por medio de los latidos de su corazón para salir del nido de forma colectiva y asegurarse la supervivencia de algunas de las crías.
Una de las incógnitas en este proceso ha sido determinar cómo se sincroniza la eclosión cuando la temperatura de los huevos que se encuentran en la parte superior del nido es seis grados más alta que los de la parte inferior. A pesar de que los huevos de arriba se desarrollan con mayor rapidez que los de abajo, el zoólogo Ricky Spencer, coautor de este estudio, ha demostrado que «los huevos de la parte inferior del nido tienen la capacidad de reducir el período de incubación».
Para realizar el estudio los investigadores han recolectado varios huevos de las riberas del río Murray, cerca de la ciudad de Albury (a unos 565 kilómetros al sur de Sídney), para efectuar experimentos controlados en los laboratorios. Los científicos han incubado durante una semana la mitad de los huevos a unos 30 grados de temperatura y la otra mitad a 26 grados, con esto han descubierto que los embriones más desarrollados y expuestos a temperaturas más altas tenían un metabolismo y un pulso más elevados que los segundos. Como siguiente paso han mezclado los dos grupos de huevos y han descubierto que, durante este período de incubación, los embriones «fríos» elevaron su metabolismo y su pulso para nacer casi al mismo tiempo.
Irene Belmonte – Agencias