¿Quién ha leído «Don Quijote de la Mancha» sin notas a pie de página?. Nadie, porque «sin ellas no se entiende», asegura Andrés Trapiello (Ed. Destino), autor de la primera adaptación al castellano actual del libro de Cervantes, que se publica hoy en España.
La nueva edición trata de acercar el lenguaje utilizado hace 410 años por Miguel de Cervantes al castellano actual, partiendo de la que considera la mejor de las ediciones de «El Quijote«, la de Francisco Rico (2006).
El autor ha tardado catorce años en «traducir» un referente de la «literatura», pero también fundamental en la «instrucción pública». Y este era el objetivo fundamental, que la novela más importante de la literatura española dejase de ser una de las menos leídas por los lectores hispanohablantes y el libro que «todo el mundo conoce y nadie lee».
La que no ha tocado ha sido la primera frase, la de las doce palabras, la que dice, «En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme«. Es que, argumenta, se trata de «una frase como el Partenón, «intocable». Una labor «tediosa» y en ocasiones «desesperante», confiesa, que ha valido la pena para «devolver el ‘Quijote’ a los lectores».
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Redacción (Agencias)