El huevo de oro
En esta ocasión es la compasiva Paola la que mete los perros en danza al commissario Brunetti. Un hombre sordo y deficiente, conocido de la familia, fallece en extrañas circunstancias y un halo de misterio y de mutismo ensombrece lo que podría haber sido un mero suicidio (o accidente doméstico).